ESTO Y AQUELLO
La rutina de incordiar el poder de los pendejos
Marx y Bakunin son nombres del siglo XIX. Cada uno aportó lo suyo al pensamiento progresista, es decir, al de la emancipación del trabajo. ¿Qué uno estaba errado y otro no? Probablemente. Todos erramos hasta haciéndonos el desayuno.
La economía política y el sistema capitalista no son hoy los que conocieron ni Marx ni Engels ni Bakunin. Algunos dicen que Bakunin venció a Marx porque vio más claramente el problema “del poder”. A decir verdad, victoria pírrica: en España, lugar donde los bakuninistas llegaron a ser un movimiento de masas –ya no lo son- se concluyó aliándose con la burguesía republicana o pequeña burguesía como se mentaba por la época.
Se negaron a reconocer que el único país, aparte de México, que salió en auxilio de la República española fue la URSS de Stalin. Ni Inglaterra ni Francia, en las cuales depositaban su esperanza, ayudó a los republicanos españoles agredidos a mansalva por la Alemania nazi y la Italia fascista.
Antes de 1945 ya el mundo que habían conocido Marx, Engels, Bakunin y Kropotkin había cambiado diametralmente. Desde 1917 se escenificaba en el mundo un experimento sin lugar a dudas original: la revolución de los soviets, es decir, la dictadura bolchevique.
La URSS duró casi ocho décadas. Marcó todo el siglo XX y todo el pensamiento emancipador. Hay quienes sostienen que Rusia es hoy la otra potencia nuclear hegemónica –a la par con Estados Unidos- porque la acumulación originaria de la época soviética fue llevada a cabo con esclavos. Es posible: ¿por qué dudarlo? ¿Acaso las potencias occidentales no se han erigido sobre la base del trabajo esclavo en zonas bastante extensas del planeta?
¿Cómo acumularon los terratenientes españoles y los propietarios inmobiliarios de las Españas su riqueza: no fue con el trabajo esclavo impuesto por Franco?
La peregrina idea de que el poder puede abolirse olvida que el poder reside en las fuerzas productivas y nunca jamás en la conducta o en la naturaleza humana. Y, si se profundiza más se encuentra que realmente esa idea del “anti-poder” es una idea religiosa que evoca al Dios monoteísta. Aunque no falta en la posmodernidad creyentes del politeísmo. En el fondo, el hombre autoritario que siempre es el otro y no el que enuncia es un pecador. Va en contra del Dios “antiautoritario”.
No hay nada más autoritario que un antiautoritario. Paradoja de paradojas: Bakunin intuyó que el poder político centralizado era el resultado del monopolio de las fuerzas productivas y, a la vez, éste era el resultado de aquél. Mas los mencheviques cuando combatían a Lenin lo tildaban de ser el “Bakunin del siglo XX”.
La rutina de sospechar que todo lo que hacen los individuos es todo lo que se hace no concibe las fuerzas colectivas humanas que son las que realmente hacen cosas. Hay algunos que se dedican a perder el tiempo descalificando personajes que sólo son expresiones de fuerzas históricas y geográficas perfectamente detectables e identificables. También los corrillos y el chisme están permitidos en política.
La figura del Estado se ha convertido para algunos como el demiurgo de la maldad pero nunca la localizan. Porque hasta donde se sabe los únicos Estados que hay son los Estados imperiales.
Por ejemplo, los argentinos se enteraron antier que la YPF privatizada, regalada a la Repsol española, ha recuperado ya la mitad de los gastos de los accionistas en la adquisición del bien argentino, y que la Repsol-YPF paga al Estado argentino mucho menos de lo que le paga al Estado español: ergo, el Estado argentino financia al Estado español. Tan sencillo como eso.
Pero un Estado que financia a otro Estado no es Estado: es una Colonia. Las Indias financiaban los derroches de la nobleza española y ésta se hacía deudora de los banqueros marranos holandeses. Y estos paisanos apendejecidos sólo alcanzan a decir que se dedican a incordiar al poder, lo que no terminan de decirnos es que esa rutina es tan vieja como la de los cipayos: estamos aquí pero le servimos al Rey de España.-
Floreal Castilla.-
Venezuela, 2 de julio de 2007.-