RAFAEL TORRES
RAFAEL Torres
La Xunta ha pedido que se le autorice a inspeccionar el Pazo de Meirás ante la resistencia de sus habitantes, los descendientes de Franco. ¿No sería mejor inspeccionar la Historia y el origen de ese botín logrado por el sátrapa, a fin de restituirlo a su legítimo dueño, que no es otro que el pueblo de Coruña y, por extensión, el español? ¿A qué esa pamplina de querer hacerlo visitable cuatro días al mes a sus propietarios, mientras que quienes vienen disfrutando de él desde que Franco lo obtuvo con las malas mañas del poderoso sanguinario y sin escrúpulos conservan la apócrifa propiedad producto del despojo? Por lo demás, debería de devolverse a sus legítimos dueños todo cuanto los rebeldes robaron durante y tras la guerra de España, y no solo a los partidos y a los sindicatos que sufrieron sus exacciones en forma de requisa o confiscación de sus cuentas e inmuebles, sino también a los particulares. Pero el caso del Pazo bien podría constituirse, por tan emblemático, en el primero de la restauración de la legalidad y del Derecho, devolviéndose al pueblo que lo sufragó con intimidación, extorsiones y violencias. Los Franco podrían entonces visitarlo cuatro días al mes.
