ESTO Y AQUELLO

Publié le par militante

Socialismo o Barbarie

 

Anoche Chávez anunció que hoy presentaría al Poder Legislativo el proyecto de reforma, a iniciativa suya, de la constitución de 1999. Chávez tiene el sentido de la oportunidad. En un momento en el cual los ataques mediáticos se centran en un extraño caso de contrabando de dólares a través de un aeropuerto argentino, Chávez deja sin alegatos a los mercenarios del yanqui y se adueña del centro mediático con la propuesta de reforma constitucional.

 

Asimismo anoche la televisión venezolana emitía diferida una entrevista que una aguda periodista montevideana la había hecho al Presidente en su última visita al Uruguay. Se detallaron allí aspectos de la ayuda financiera venezolana a la República oriental. Algo sorprendente que, al parecer, sigue el patrón del apoyo venezolano a la recuperación de la Argentina y, en general, a los países del Alba (Alternativa bolivariana de las Américas).

 

De los envíos de petróleo que Venezuela haga –y hace- al Uruguay se establece un fondo que reposa en el Banco de la República montevideano. Es decir, los dólares que Uruguay pagaría a Venezuela por el Tratado de Seguridad Energética (TSE), se quedan en el Uruguay y sirven para financiar una serie de proyectos de los movimientos sociales orientales como, por ejemplo, el movimiento de las empresas recuperadas. Otra parte de la deuda petrolera uruguaya con Caracas se cancela en trueque, es decir, mediante los productos agropecuarios uruguayos o de software, área donde al parecer los uruguayos ya poseen “ventajas comparativas”.

 

Estas relaciones comerciales bilaterales que viene impulsando el gobierno de Chávez son realmente solidarias y significan un giro de 180º respecto a las normas del comercio internacional. Igual esquema aplica Venezuela con sus empresas: Petrocaribe; Petroandina; etc. Las pequeñas Antillas menores, casi todas ellas dependiendo políticamente de Londres, Paris u otros centros metropolitanos europeos comienzan a solucionar sus problemas energéticos gracias al brazo solidario de la Revolución Bolivariana.

 

Este procedimiento en sí mismo es una revolución.

 

El Alba, al parecer, tiene procedimientos todavía más solidarios porque contempla el financiamiento de refinerías en los países miembros: Cuba, Bolivia, Nicaragua y, probablemente, Ecuador. Los productos de esas refinerías ayudarían a las arcas de esos países, y cada uno de ellos pagaría no ya en dólares sino en bienes de toda naturaleza.

 

Los cubanos están ya pagando a todos los niveles el acuerdo petrolero con Venezuela. Más de 20.000 médicos cubanos forman parte de los contingentes de las Misiones sanitarias venezolanas. También en las Misiones educativas se han desplegado ciudadanos de la isla caribeña. Cuba asesora en muchas áreas: desde las deportivas hasta las militares. Miles de venezolanos se entrenan en Cuba en las bondades de la medicina social.

 

Este año Petróleos de Venezuela S.A. recibiría 60 mil millones de dólares; Citgo, la empresa venezolana en los Estados Unidos, ha estado dando ganancias al fisco nacional desde que Chávez le metió la mano. En general, la Revolución Bolivariana usa el petróleo para ayudar al Tercer Mundo y, especialmente, a América Latina sobre la base de una concepción socialista de la ayuda internacional.

 

Ahora bien, el teórico venezolano que argumentó desde 1960 que Venezuela debía de usar sus inmensos recursos de hidrocarburos y su posición en el mercado mundial de petróleo para elevar la calidad de vida de los pueblos latinoamericanos fue Juan Pablo Pérez Alfonso, el fundador de la OPEP. Forjado en los meandros del positivismo Pérez Alfonso estimaba que solamente un “Plan Marshall”, dirigido desde y por Venezuela, con el respaldo de la cartera petrolera, podría cerrar la brecha que separa a la civilización de la barbarie. Curiosamente, luego de cuatro décadas, es Chávez quien va aplicando esa sugerencia de Pérez Alfonso.

 

Integrante también del segundo gobierno de Betancourt (1959-1964), Pérez Alfonso, acosado por las “siete hermanas” petroleras, debió abandonar el gobierno antes de 1964. Pero se dedicó a predicar por todo el país su cosmovisión de la siembra del petróleo. A pesar de que se había entendido a la perfección con árabes y persas, los ministros que le siguieron en el cargo se dedicaron a sabotear las políticas de precios de la OPEP. Hasta el punto que en el período 1990-2000 el precio del barril de petróleo alcanzó sus niveles más bajos en toda la historia de la industria. Tuvo Chávez que suplir históricamente a Pérez Alfonso, y signar acuerdos y alianzas con árabes y persas, para que la riqueza petrolera comenzara a gotear hacia el pueblo.

 

Por eso la alianza con Irán es vital. Pero la guerra imperial desatada contra Irán trata de involucrar a Venezuela como “país terrorista”. Cuando se examinan con lupa las causas de esa guerra se entiende perfectamente por qué los yanquis e Israel son naciones bárbaras.-

 

Floreal Castilla.

Venezuela, 15 de agosto de 2007.-

Publié dans iniciativa-comunista

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