ESTO Y AQUELLO

Publié le par militante

¡Mango bajito!

 

Las nuevas situaciones que se presentan en América Latina parecieran retomar los proyectos continentales que afloraron durante el período colonial y que resultaron inviables tras la Independencia con la balcanización y la mano invisible de los imperios.

 

Es el proyecto de la “Colombeia” del canario caraqueño Miranda. Pero hubo muchos otros en el resto de las capitales de la América española. Martí, Nariño, etc. Se trataba de personajes criados en las ideas de la Ilustración y animados por las revoluciones de América del Norte y francesa. Aunque Martí es más reciente, claro está, la misma Revolución Cubana de 1959 cultivó esa utopía de una sola nación de toda la América hispanoparlante.

 

Hoy en día el Alba, la Revoluciòn Bolivariana, Unasur, etc., todos esos procesos que se manifiestan en distintos planos son tributarios de la misma utopía: una sola América desde el río Bravo hasta la Tierra del Fuego.

 

Hasta el peronismo labró por ese proyecto. Y no se diga de los anarquistas que dieron vida, en 1929, a la Asociación Continental Americana de Trabajadores (ACAT), en Buenos Aires. También los comunistas de militancia estalinista o antiestalinista apostaron a esa utopía.

 

El mismo APRA inicial no era otra cosa que la “Alianza Popular Revolucionaria Americana”, casi nada, con sabor indigenista, criollo y, por tanto, cosmopolita. Y, el Partido Revolucionario Nacionalista (PRN) mexicano, de Plutarco Elías Calles, prolegómeno de lo que sería posteriormente el PRI, también ondeaba las banderas de anticlericalismo, antiimperialismo y del socialismo.

 

José Vasconcelos, y con él muchos americanos ilustres, compartían la tesis de la “raza cósmica”. Ese racismo inocuo, curiosamente, se planteó que se debía levantar una barrera al mundo anglosajón y reivindicar así la raza hispana o ibérica cuyo mundo había sido frustrado por el pérfido inglés. Hasta Franco y los falangistas, recién acallados los cañones de la guerra civil española, pretendían reconstruir el imperio español, casi nada, y agentes del fascismo franquista merodearon por América tocando sensibilidades todavía maduras. El anarquista peruano, González Prada, por su parte, herido por la guerra de Chile y Perú, que llevó a los soldados chilenos a ocupar Lima, gritaría aquello de: “Los jóvenes a la lucha; los viejos a la tumba”, que, a estos años, no me hace ninguna gracia.

 

Como en la época de la Independencia, Perú es hoy un territorio estratégico. En la actualidad, la descomposición del régimen del APRA, encabezado por Alan García, es parte de ese proceso continental que hace indetenible la aspiración de los pueblos a una vida mejor. Los últimos acontecimientos que han ubicado al pueblo en el escenario de la lucha abierta contra un régimen corrupto y genocida demuestran que los modelos estilo Alan García son realmente inviables.

 

América Latina requiere de nuevos hombres y de nuevas estrategias. Ni el Chile postpinochetista ni la Colombia de la parapolítica ni el Perú aprista son modelos para los nuevos tiempos. Ni siquiera el México panista cuyo cadáver se lo disputan tanto Estados Unidos como España. Ya el Consenso de Washington que se impuso por más de una década no puede satisfacer la expectativa de los pueblos.  Está incluso en veremos la osadía vaticana de re-evangelización de América. Se impone el Consenso de Shanghai, pero en el sur. Es decir, la economía de América Latina sólo puede crecer y consolidarse en la misma medida que ya deje de ser tributaria de los intereses geopolíticos del imperio norteamericano.

Floreal Castilla.-

Venezuela, 16 de julio de 2007.- 

Publié dans iniciativa-comunista

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