ESTO Y AQUELLO

Publié le par militante

TODO  EL  PODER  PARA  LA  GUERRA

 

Los últimos acontecimientos de Palestina revelan que la fuerza bruta sigue siendo el eje de las relaciones mundiales. Es la Guerra la clave de la Globalización. No es casual.

 

La Globalización es la Guerra por otras vías. En esta guerra todas las armas son válidas. Ya no importan los tratados que sobre la guerra había diseñado el mundo diplomático; en absoluto, estamos atravesando una época de colapso global.

 

Periodistas de la agencia italiana Ansa describieron cómo los activistas de Hamás descubrieron gran parte de la documentación de Al Fatah en Gaza. En esa documentación –todo un tesoro de nuestro tiempo- hay pruebas de que los dirigentes de Al Fatah recibían pagos de agencias israelíes de contraespionaje y aportes financieros de entidades de inteligencia de la Unión Europea y de los Estados Unidos. Es decir, la llamada “dirigencia moderada” palestina era financiada por Israel y por sus aliados en Oriente Medio. Esto tiene un solo calificativo: traición.

 

Los traidores durante una guerra son simplemente criminales de guerra. La traición se paga con la pena capital a través de juicios sumarísimos. Así que Hamás al ejecutar a los traidores no hace sino cumplir con la lógica de la guerra: al enemigo ni agua. La legitimidad de Hamás reside en haber sido votado por la mayoría de los palestinos, es decir, Hamás está legitimado democráticamente.

 

La misma lógica de guerra aplican los resistentes iraquíes que pagan con su vida, la mayor parte de las veces, su enfrentamiento a la potencia invasora ocupante. O los ciudadanos de Afganistán sometidos a los bárbaros de la OTAN. En general, en el Tercer Mundo estas luchas son clásicas desde hace algo más de cinco siglos. La resistencia india contra los invasores europeos tiene muchos episodios ampliamente divulgados; luego, la de los africanos transplantados por obra y gracia del tráfico de esclavos desde el continente negro a las plantaciones del Caribe o de la costa brasileña. Y, posteriormente, la guerra a muerte entre las sociedades hispanoamericanas y la metrópoli ibérica por la independencia si bien empezaron siendo una guerra civil entre españoles devinieron en guerra social de clases que duraría hasta avanzado el siglo XX.

 

A decir verdad, desde el siglo XV la Guerra es la clave de la Globalización. Las llamadas “guerras mundiales” fueron ajustes de cuentas entre las potencias atlánticas con el objeto de impedirle a Alemania compartir el reparto del Tercer Mundo. Alemania es la única potencia europea que no tuvo colonias sino por un tiempo muy breve. Todo esto se explica por las alianzas o rupturas de alianzas que se dan en Europa tras la caída del imperio romano de occidente.

 

Los sistemas, las ideologías, toda la superestructura –como diría Marx- que se ha generado a partir de Europa –y más recientemente, a partir de los Estados Unidos- no son sino mecanismos de distracción para consumo de las élites de la periferia. Todo ese pensamiento se refiere a un “Hombre” que es más europeo –a decir verdad, atlántico del norte- que de otras latitudes del planeta. Toda la cultura europea no es sino un monumento a la degradación del resto de los pueblos del mundo entero.

 

La Iglesia Católica y el cristianismo, en general, son parte de esa ideología europea que se transmite a lo largo y ancho del mundo. Los cristianismos menores no hacen sino reforzar esa hipótesis. No es casual que para el Vaticano sea Brasil el centro de irradiación de la nueva evangelización del Tercer Mundo así como tampoco es casual que una entidad tan evidentemente sospechosa como la AIT haya seleccionado al mismo Brasil como el centro de reunión de su fanaticada para el 2008.

 

Así que esas proclamas humanistas, liberales y civilizadas que se enarbolan hoy para forjar esa alianza contra Chávez y Venezuela –que va desde el PP europeo hasta la AIT anarcoliberal- realmente es el mismo discurso que para justificar el exterminio de pueblos y naciones esgrimían los navegantes y conquistadores europeos desde 1500. “Los indios no tienen alma”, aducían los señores del crucifijo y de las carabelas; “los negros son inferiores” aseguraban los teólogos e inquisidores que aupaban y santificaban a los esclavistas de uno y otro confín; y, asimismo, los generales franquistas dirán años más tarde que “los rojos son hijos del demonio”; y así sucesivamente.

 

La Globalización del siglo XXI tal como la Globalización del siglo XVI se sigue basando sobre la misma Guerra. Que continúa por todos los medios.-

 

Floreal Castilla.-

Venezuela, 19 de junio de 2007.-

Publié dans iniciativa-comunista

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