ESTO Y AQUELLO

Publié le par militante

CONFESIONES DE UN TELEVIDENTE (II)

 

1.- Ácratas son los que estiman que la a-cracia debe orientar la moral, la política, la economía y, en general, la actividad de los humanos en sociedad. La “a-cracia” nada tiene que ver con la “a-krasía” que es, traducida ligeramente, “falta de voluntad”. Si bien la denominación viene del léxico de la Grecia antigua, ácratas ha habido en todas las civilizaciones y en todos los agrupamientos humanos. Porque “a-cracia” usa el prefijo “a” como “demo-cracia” usa el prefijo “demo” y “aristo-cracia” usa el “aristo”. No le faltaba razón, pues, a don Felipe González cuando afirmaba que en “su” PSOE todavía había “una gota de sangre ácrata” y, con toda seguridad, la corte del señor Aznar podrá incluir a algunos “ácratas” de armas tomar. Si traducimos literalmente, ya digo, á-crata sería el individuo de la especie humana que no acepta gobierno. Por tanto, es inimaginable un “gobierno de los ácratas”. Ahora, “gobierno” es sinónimo de mando y el mando puede ser el de un país, el de una localidad, el de un barco, el de una familia, o el de una empresa, o el de un individuo sobre algún otro o sobre los demás. Así usted puede optar por ser ácrata en política y ser un déspota en casa. Yo que, filosóficamente hablando, soy ácrata, no acepto ni siquiera el mando que los ácratas del Norte quieren ejercer sobre el resto de los ácratas que por el mundo habemus. Porque la “a” de “a-cracia” resta autoridad –mas no la elimina- a “cracia”.

 

2.- Hay distintas manifestaciones de la “autoridad”. Está la autoridad que viene del mando o de la herencia pero está también la autoridad que proviene de la sapiencia. O del consenso. Yo, que soy ácrata maximalista, no acepto ninguna. Entiendo, sin embargo, que hay autoridades en saberes así como hay ignorantes enciclopédicos con abundantes títulos académicos. Qué no puedo evitar el consenso y sólo lo acepto en cuanto me beneficia. La autoridad que viene del rol social es inaceptable para nosotros los ácratas. Y, la que viene de Dios –o de los dioses- mucho menos. Los ácratas estimamos que la fuerza motriz del desarrollo humano es la voluntad. Por tanto, rara especie es la de los ácratas deterministas porque todo y toda ácrata es voluntarista. ¿Tiene límites esa voluntad? Debe tenerla, yo he conocido alguno. Vista pues desde esta perspectiva la acracia sería la negación en toda la regla del cristianismo o de cualquier otra religión; ¿si no hay nadie por encima de mí cómo puedo admitir esa hipótesis de un ser superior a mí, demiurgo de lo divino y de lo humano, diseñador inteligente? Si yo, ácrata, soy “yo”, ¿qué carajo me importan a mí los demás? Yo soy “único”. Si usted lector desea un breviario sobre “la esencia” ácrata le recomiendo que lea “El Único y su propiedad”, de Max Stirner, texto (y autor) que es la Biblia (y el Gurú) de los solipsistas. El solipsismo es la filosofía de la subjetividad según la cual sólo existe o sólo puede ser conocido el propio Yo. “¡Yo no he basado mi causa sobre nada… sino sobre Mí mismo!” exclama Stirner.-

 

3.- Pero una cosa son los ácratas y otra es el “movimiento anarquista” que es algo más reciente: desde la Revolución Francesa en adelante aunque, mucho más concreto, desde la Primera Internacional, de 1864, en adelante. Por ejemplo, Lao Tsé, que era ácrata, nunca tuvo carnet de la CNT. Yo, que también soy ácrata sui generis, tuve por un tiempo carnet pero me daba lo mismo: de cualquier forma hacía lo que me dictaba Mi Consciencia y no lo que decían los acuerdos de la CNT. Ninguna bandera rojinegra ni roja ni negra ni de ningún otro color va estar por encima de Mí.-

4.- Si los ácratas estuviéramos en lo cierto –y tengo para mí que lo estamos- a la par que voluntaristas deberíamos de ser innatistas. Es evidente. Ahora bien, el acratismo ha sido víctima de infiltraciones del Adversario a lo largo de los siglos. Los deterministas infiltraron el movimiento –todo movimiento que se precie siempre debe ser infiltrado por el Enemigo- desde los tiempos de Demócrito  y Tales de Mileto. Surgieron así corrientes ácratas que enarbolaban –por encima de Mí- abstracciones como “la ciencia y la razón” y eso es una “traición a la causa”, una apostasía intolerable, de la misma manera que la de los “ácratas cristianos”. Hay gente que piensa que “don Quijote” es la encarnación literaria del “ácrata”; esta es, desde luego, una interpretación de la herejía porque ningún ácrata fiel a los principios puede darse el lujo de tener escudero aunque disponga de criada, bien sea por la vía del “amor libre” o por la vía del alquiler de la fuerza de trabajo ajena que se paga de acuerdo a los contratos al uso. Además, el amor por Dulcinea del Toboso no era amor sino esquizofrenia paranoide de un reprimido. Mira que tomar molinos por gigantes, ¡a quién se le ocurre! Concilios, muchos no celebramos; el último ha tenido lugar en Bensaçon y, como siempre, nadie le ha hecho caso.-

5.- Noam Chomsky es el arquetipo del ácrata del siglo XXI. En primer lugar, es voluntarista e innatista, pero padece una leve confusión porque se estima cartesiano; por eso ya casi ubicamos a Chomsky entre los herejes de la doctrina. A Murray Bookchin hace años que lo expulsamos del cenáculo. Descartes, que era un hedonista osado, no sé si tuvo sus desvaríos ácratas. Sin embargo, Locke nunca fue ácrata. Porque, en primer lugar, admitía el uso privado de la religión y los ácratas estimamos que ni privada ni pública debe la religión –ninguna- existir. El ácrata es ateo y antiteo, ni confesional ni partidario de la libertad de cultos: si alguien tiene un culto no puede ser libre. Sólo cultivamos el Yo. Mi Yo. Aunque toda la antropología confirma que el ser humano nace con un equipamiento cultural heredado –el ser bípedo, con cerebro desarrollado, sin plumas, sin pico y sin rabo trasero, es un animal cultural- no puede estar la antropología por encima de lo que Yo Pienso y, por tanto, sigo creyendo que en el momento del nacimiento el individuo de la especie humana es una tabula rasa –una hoja en blanco; nadie entienda que he escrito una “tabla rusa”- donde Él, y sólo Él, diseñará la serie de softwares que le permitirá interactuar con su hardware íntimo y con el hardware de los Otros. No somos lockeanos porque no somos empiritas, ya que para nosotros la fuente del conocimiento son tanto la reflexión –Mi Reflexión- como los sentidos –Mis Sentidos-. ¡Yo no he basado Mi Causa sobre nada, ni sobre la filosofía, ni sobre la antropología, ni sobre la ciencia, ni sobre ningún otro Absoluto!

6.- En religión, ateos; en filosofía, solipsistas; en política, anti y a-políticos. ¿Y en economía? Seguimos pensando en tanto artesanos. Mi Propiedad es mía porque es el producto de Mi Trabajo. Así que esa invención de Locke de que el Estado debe proteger mi Propiedad de las ambiciones de los Otros nos parece una fantasía. Tampoco, y aquí Locke se equivoca de palmo a palmo, tampoco el Estado va a garantizar Mi Libertad porque Mi Libertad, así como Mi Propiedad, sólo puede ser defendida por Mí mismo. Cada vez que leo la biografía de Al Capone sé que estoy leyendo la vida de un gran tipo de ácrata.-

7.- Pero una cosa es la filosofía ácrata y otra cosa es el “movimiento anarquista”. Éste donde más prosperó fue en España.; el anarquismo ibérico fue –ya no es- un movimiento de masas no de minorías iluminadas. Hoy en día, sin embargo, salvo que queramos engañarnos, no es una fuerza determinante en ningún sitio. ¿Por qué el anarquismo arraigó en España? Mucha gente se hace y se ha hecho esta pregunta y sendas tesis se han elaborado para tratar de responderla. A decir verdad, el anarquismo arraigó en Cataluña mas no tanto entre los vascongados. Arraigó entre los jornaleros andaluces; y entre los pequeños propietarios aragoneses pero como CNT. Y, ésta fue la confluencia, en 1910, de bakuninistas sobrevivientes de la gran debacle del internacionalismo hispano de la FTRE; sindicalistas revolucionarios inspirados en el sindicalismo revolucionario francés que afloraba a principios del siglo XX; socialistas y librepensadores vinculados al sindicalismo, a las sociedades de resistencia, a las escuelas racionalistas y a los ateneos. En 1919, en un congreso de la CNT, se acuerda que su finalidad sería la implantación del “comunismo anárquico” y, la vía, la revolución social. En 1936, la CNT es parte del frente antifascista que combate a los militares alzados contra la Segunda República y cuatro de sus líderes más descollantes pasan a ser ministros en el gobierno presidido por Francisco Largo Caballero. Y, durante el gobierno del doctor Negrín la CNT tuvo una cartera ministerial. Un ácrata a la usanza moderna condenaría tal trayectoria de la CNT como herejía. En efecto, tal cosa hizo Sebastián Faure, uno de los gurúes del acratismo mundial de aquella época.-

Floreal Castilla.-

Pedernales, 19 de Abril de 2007.-


Publié dans iniciativa-comunista

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